Los voluntarios ambientales de Fundación Feu Vert reanudan sus labores de reforestación
En colaboración con Reforesta, realizaron trabajos de cercado de árboles autóctonos replantados, semillado de fresnos y replantación de flores silvestres, en vías de extinción en la sierra madrileña.
“Los árboles nos dejan ver el bosque” es el programa de voluntariado ambiental con el que Fundación Feu Vert pretende lograr un impacto directo en dos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): ODS 13 “Acción por el clima” y ODS 15: “Ecosistemas terrestres”.
Los árboles absorben un tercio de las emisiones de carbono producidas en todo el mundo, por lo que la pérdida de bosques supone una tragedia para el planeta. Junto a los mares y océanos, las masas forestales son los auténticos pulmones de la Tierra. Su conservación es, por tanto, una de las piedras angulares en los planes para frenar el calentamiento global. Frenar la deforestación fue el primer acuerdo global alcanzado en la última Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2021 (COP26) celebrada en Glasgow, en lo que el primer ministro británico Boris Johnson calificó como “el mayor paso adelante para la protección de los bosques del mundo”.
La mano del hombre elimina 13 millones de hectáreas de bosque cada año, a través de la tala y fruto del crecimiento urbano. Pero hay otros enemigos de los bosques: las sequías estacionales, la erosión del suelo y los incendios forestales. Ante este escenario, la reforestación es la estrategia más efectiva para revertir la pérdida de ecosistemas terrestres, como se recoge de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En concreto el ODS 15: “Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres”.
Este importante Objetivo va acompañado de diez metas, entre las que está integrar los valores de los ecosistemas y la biodiversidad. Porque los bosques son muchísimo más que sumideros de carbono imprescindibles para frenar el cambio climático: acogen a más de 60.000 especies arbóreas, al 80% de los anfibios, al 75% de las aves y al 68% de los mamíferos (su degradación y desaparición aboca a cientos de especies a la extinción), y actúan como acueductos naturales, redistribuyendo hasta el 95% del agua del agua que absorben, manteniendo vivas las cuencas hidrográficas.
Entre las reforestaciones hay dos tipos: las urbanas y las rurales. Las primeras tienen como objetivo modificar el clima, al aumentar las zonas de sombra, y mejorar la calidad del aire, debido a los altos niveles de tráfico. El objetivo de las segundas es recuperar los antiguos bosques autóctonos, y debe ser sostenible. Es decir, no se trata de plantar árboles arbitrariamente, sino atendiendo a la fauna y flora que habita ese ecosistema concreto. Y la plantación no se acaba con la introducción del plantón del árbol, incluye también todo un plan de conservación y seguimiento.
Como afirman en Reforesta, plantar es, por así decirlo, como la punta del iceberg de la reforestación. Regar, dadas las actuales sequías, es otra de las tareas imprescindibles para impedir que los árboles plantados no mueran durante los dos o tres primeros veranos siguientes a su plantación. Pero la más laboriosa de todas las tareas es la colocación de cercados, una especie de jaulones hechos con postes de madera y malla metálica para impedir que el ganado y los herbívoros silvestres se coman las hojas tiernas de los pequeños árboles replantados, impidiendo que estos crezcan y puedan reproducirse.
“Los árboles nos dejan ver el bosque”
El programa de voluntariado ambiental de Fundación Feu Vert “Los árboles nos dejan ver el bosque” reunió el pasado domingo a 10 personas para colaborar con Reforesta en las labores de cercado en El Pinar de La Barranca de Navacerrada (Madrid). El grupo de voluntarios, formado por compañeros y compañeras de Feu Vert, acompañados en algunos casos por sus familias, lograron en apenas un par de horas realizar cuatro cercados en un terreno bastante abrupto por su altitud y pendiente. Cuatro cercados pueden parecer poca cosa, pero es una tarea que de sencilla tiene muy poco, como se puede comprobar en este videotutorial.
Como la condiciones meteorológicas eran buenas y el espacio a actuar, el idóneo, además de las tareas de cercado los voluntarios realizaron siembra directa de fresnos mediante semilla. Las plantas crecen así más adaptadas porque las raíces se desarrollan a la medida del terreno donde se siembran. Por último, y dado que todos los ecosistemas constituyen un auténtico mosaico de plantas, incluidas las flores, se plantaron pequeñas flores silvestres, de modo que en primavera el pequeño rincón de El Pinar de La Barranca en el que actuaron los voluntarios ambientales de Fundación Feu Vert regale una completa sinfonía de formas, colores y olores.
Esta es la segunda vez que los voluntarios ambientales de Madrid se desplazan a la sierra madrileña para realizar labores de reforestación. En enero de 2020, también en colaboración con Reforesta, participaron en la replantación de encinas en el Barranco de Quebrantaherraduras, en el monte de La Camorza, que forma parte de La Pedriza (Madrid) y está integrado en el Parque Natural de la Cuenca Alta del Manzanares y en la Red Natura 2000 de la UE.
Las actividades incluidas en el programa de voluntariado ambiental de Fundación Feu Vert “Los árboles nos dejan ver el bosque” continuarán a lo largo de 2022 con nuevas jornadas de reforestación en Madrid y otras provincias. Con esta iniciativa en el ámbito del medio ambiente, Fundación Feu Vert quiere lograr un impacto directo en dos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): ODS 13 “Acción por el clima” y ODS 15 “Ecosistemas terrestres”.